Por: Carolina del Carmen Limón H.
¿Cómo se puede concebir la democracia sin los partidos políticos? Si bien es cierto que la brecha de credibilidad entre instituciones políticas y la ciudadanía cada vez es más amplia, debemos tener presente, que no podríamos contextualizar la política y su desarrollo sin ellos. Los partidos políticos son la clave de una democracia participativa pura, viva y vibrante; se encuentra intrínsecamente conectados. Es una forma de orden que constantemente se encuentra expuesta al ojo público, y es claro que su credibilidad en tiempos de pandemia por COVID 19 es más notorio su declive.
En el estudio realizado por Latinobarómentro 2018[1], arroja que la crisis que más aqueja y lastima a la ciudadanía son los problemas económicos de su País con el 35%. El segundo lugar, la delincuencia con el 19% y el tercer lugar, la situación política y corrupción con el 9%. Por lo que el ingreso, la establidad del trabajo, la seguridad social, la violencia, el temor a ser víctima, pasan a ser los temas centrales que aquejan a los ciudadanos de América Latina.
[1] https://www.latinobarometro.org/latContents.jsp
Cabe señalar que desde el inicio de la importante transición a la democracia en América Latina, son considerablemente pocas las veces se había vivido un período más convulsionado de su historia como el que hoy vivimos. No se trata de revoluciones o de grandes acontecimientos sociales en lo particular, sino mas bien de la suma de hechos significativos que van conformando un cuadro muy nítido de la problemática. Estas convulsiones se han producido por la falta de credibilidad, la corrupción y el autoritarismo con fin del poder social y económico.
A pesar de su crisis de legitimación y de su declive, los partidos políticos siguen siendo punto clave para las democracias representativas. En la práctica democrática, los partidos son los agentes de cambio, son plataformas centrales de mediación entre las instituciones federales, estatales y la sociedad. En tal sentido, cumplen con diversas funciones, como son el reclutamiento de cuadros que representarán a la ciudadanía, la formación de gobiernos o ser oposicón que junto con la ciudadanía, enfrenten los retos de las crisis sociales.
El origen de los partidos políticos nacen de una necesidad en el sistema político para vencer una hegemonía caótica y que fueron adaptándose a las urgencias e inconformidades ciudadanas, las cuales ya tenían décadas manifestándose
Carolina Limón Huerta
Es por lo anterior, que ahora los partidos respaldan proyectos de la sociedad civil que abanderan causas sociales legítimas. Independientemente de la causa que en definitiva, las organizaciones suplen las deficiencia de los gobierno, pero si dan pie a legítimos movimientos sociales e incentivan a la participación -tal vez bajo presión social- de los gobiernos, a responder con agilidad.
Pero, ¿qué futuro les espera a los partidos políticos para conservar su registro o legitimidad?
El origen de los partidos políticos nacen de una necesidad en el sistema político para vencer una hegemonía caótica y que fueron adaptándose a las urgencias e inconformidades ciudadanas, las cuales ya tenían décadas manifestándose. De ahí abanderan los movimientos sociales, se constituyen, conformaron sus órganos internos, su filosofía, doctrinas y modelos de gobierno. Los partidos de grandes masas están tan sometidos a una inercia -histórica- que les ha hecho muy difícil adaptarse a cambios tan rápidos y profundos.
Hoy nos encontramos ante un sistema político-social más demandante y cambiante, la cual busca innovación, tecnología, propuestas que otorguen soluciones reales a los problemas que hoy vivimos. En la última década encontramos un electorado es más emocional, informado y participativo. El cual, sin una buena comunicación y conexión con esas verdaderas causas que interesen a las personas, pierden legitimidad y son reflejados en las urnas.
Los partidos políticos se encuentran ya en el punto de generar cambios estructurales dentro de sus organizaciones o, desaparecer. Ya no se trata de afiliar a militantes al por mayor; es encontrar líderes reales de la sociedad civil que apoyen sus causas. Se requiere de esa sinergia para realizar cambios importantes en nuestras comunidades, recuperar los valores, legitimar la democracia tan desgastada que vivimos.
Los partidos políticos deben ciudadanizarse y profesionalizarse, sí, pero también tener su propia lógica en las campañas y en sus procesos; es decir, ideas propias adaptadas y conectadas en su entorno y necesidades ciudadanas, como una seña de identidad. Ante una sociedad digital necesita un partido ágil.
Sin duda alguna, la pandemia agravó y visibilizó las carencias institucionales, generó desconfianza respecto a las instituciones, terminó por erosionar el consenso político, social y agudizó las promesas populistas de salvación.
Es un buen momento para la reflexión e innovación a través de la democracia digital, conectar con nuevos cuadros y adaptar el partido a las necesidades, claro, sin perder su identidad.
Carolina del Carmen Limón Huerta.
Profesora Titular de LIDERATIUM