Tras la crisis financiera mundial de 2008 iniciada en el centro del capitalismo (Wall Street), varios aspectos fueron reflexionados especialmente por economistas: el primero de ellos, fue que el pensamiento único no era sano. Tampoco se podía ser totalmente pro libre mercado sin aceptar que muchos de éstos requerían una mano interventora que pusiera orden cuando la avaricia se apoderaba de ellos.
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Si bien, la teoría económica hace décadas advertía cosas positivas de estas formas polarizadas de pensamiento: neoliberalismo y estatismo. En el primero había cantidad de instrumentos económicos y financieros que podían utilizarse en épocas de crisis y también en el segundo, donde la mano del gobierno era indispensable para liderar la salida de las mismas.
De tal manera, las posturas no terminaron conciliándose y aceptándose por todas las ramas del pensamiento, la polarización entre ambas se agravó y esa ideologización terminó encumbrada en la política de los estados nación en varias partes del mundo –México entre ellos–. Estas ideas rígidas en la forma de concebir la economía de un país no permiten por ejemplo, que México pueda tomar deuda cuando las buenas prácticas de políticas anti cíclicas así lo demandan; tampoco conciben la posibilidad de que un país pueda apoyar empresarios (del tamaño que sea), al considerarlo como una acción Neoliberal.
Por alguna extraña razón, el estatismo a la mexicana se enorgullece de establecer una política de bienestar mediante el subsidio de economías familiares de manera directa y hasta aquí suena bien, pero desconcierta cuando el Presidente menciona orgulloso que ya llegó al 50% de los hogares de la nación mediante algún tipo de programa social y que seguirá creciendo el número.
La lógica anterior es difícil de entender, ¿Entre más hogares apoyemos mejor nos va como Nación? Es casi tan inentendible como cuando el entonces Presidente se enorgullecía por recibir mayor cantidad de remesas ¿Somos mejor País porque más mexicanos tienen que emigrar para mandar recursos a sus familias en el territorio nacional? Hay un falso entendimiento del significado de desarrollo en el nuevo gobierno que parece apostar por una gran cobertura de población en subsidios porque es mejor sortear la pobreza que volvernos conservadores y fomentar la riqueza. La cifra la dio el propio presidente: 22 millones de pobres beneficiados y eso, dijo, es lo que le da confianza en que saldremos adelante; quizás habría que recordarle que la pobreza ronda los 60 millones de mexicanos, por lo que con política social ni atendemos a todos y dejamos de lado la capacidad productiva del país y sin motor productivo, no hay más empleos, no hay más impuestos que repartir y por tanto no hay desarrollo que valga.
Aun así el Presidente lanza una promesa: la creación de 2 millones de nuevos empleos en 9 meses, en pleno año de crisis sanitaria que no tardará en convertirse en una crisis económica. Justo en un escenario Nacional donde no hemos crecido, no estamos creciendo y por tanto, no vamos a crecer; Entonces ¿A qué suena esto? Podría decir que a mentiras, pero aquí viene lo interesante del reto lanzado por un Presidente astuto y perspicaz, sabiendo que la llamada 4T siempre tiene un argumento para justificar sus logros: tiene sus propios datos, crea sus propios conceptos económicos y trabaja sobre su realidad apoyados en su base electoral, podemos acertar en la definición de que en 9 meses indudablemente todos esos beneficiarios de los programas sociales: los becarios, los ancianitos, los trabajadores con apoyos para el desempleo se convertirán de beneficiarios a empleos directos, es decir solamente cambiara su status y ¡Pum Promesa Cumplida!
Dejando lo económico de lado, diré que lo que menos necesario en este momento cuando un virus ataca al mundo era la presentación de un informe de gobierno. Al menos esperaba escuchar que los recursos en salud se incrementarían ya sea por lo que quedaba del fondo de estabilización de ingresos presupuestarios o por lo que iba a obtener por la desaparición de los fideicomisos, pero no fue así, serán utilizados según dijo el Presidente en más apoyos sociales y créditos para emprender (Y quién en su sano juicio toma ahorita un crédito para negocios si lo que no hay es demanda).
¿Qué lo motiva a menospreciar la crisis sanitaria? Pues parece que al decir que estamos casi al mismo nivel que la India en número de infectados y eso quiere decir que somos a los que menos nos ha hecho daño el COVID-19, entonces puede inferirse que el Presidente si cree que somos una raza especial, otra vez ideología pura.
En nuestro país la lógica se encuentra perdida y extraviada en un mar de ideas revolucionarias cargadas de ideología.
Del autor
Algo qué si quedó claro del informe: es que la apuesta por el petróleo no solo se mantiene sino que se refuerza con 65 mil millones de pesos para Pemex, y NO para insumos hospitalarios; Que Santa Lucía, Dos Bocas, y la rehabilitación de 6 refinerías, proyectos de ferrocarriles para Yucatán y Baja California Sur y programas sociales no se tocan y, que para ello, habrá más austeridad republicana, disminución de salarios y desaparición de aguinaldos a funcionarios, además de un esfuerzo “voluntario” de empresarios que sacrificarán sus empresas para pagar sueldos a trabajadores por lo que dure la contingencia, ello será la apuesta para salir adelante. Pues bien, podemos concluir una vez más que
Saúl Fco. Rosas Monroy
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